No podemos ver a través de otros ojos. No sabemos cómo piensa la persona que tenemos al lado. No sabemos en qué se fija cuando camina por la calle. No sabemos qué siente mientras espera en la parada de un bus o qué recuerda sentado en un banco del parque. No sabemos cuál es su primer pensamiento al abrir los ojos por la mañana o el último antes de apagar la luz al final del día.
Porque no podemos ver los sentimientos, necesitamos arte. Para comprender la raza humana se necesita un lienzo. Y ese trazo nos dará más pistas de quién es esa persona. Por eso el arte ayuda a empatizar, porque nos ayuda a comprender los "porques" de una forma más concisa. Ya no es una persona antisocial sino triste, ya no es rara sino solitaria, ya no es extravagante sino sólo María.
Si ves un elefante, el mensaje de ese gran animal, bello, carismático, creará un pensamiento en tu cabeza (¿admiración? ¿respeto? ¿pena? ).
Desde luego hay muchas versiones, tantas como personalidades.
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