El Club de Arte que necesitamos todos

Que nadie haya pensado todavía en regenerar el mundo a partir del arte es algo que me alucina. No necesitamos políticos que nos roben, ni televisiones que nos machaquen a diario con noticias deprimentes... Deberíamos sacar lo mejor de nosotros mismos y ser constructivos. Necesitamos otro tipo de reflexión más elemental, necesitamos lugares que nos hagan sentir bien, que nos proporcionen paz, tranquilidad, cosas buenas...

Este Club de Arte pretende ser un lugar en el que dejarse caer cuando a uno le apetezca, y perderse en la infinidad de talleres, libros, clases interesantes que en él habrán.

Y haremos hueco a los niños cuyas familias no puedan costearlo. Este experimento es para ver cuánto puede cambiarnos la vida estar rodeados por arte y gente sensible. Mi sueño es escalarlo a las grandes ciudades y en vez de ver tantos comercios de IKEA con fines puramente consumistas, encontrar Clubes de Arte en los que soñar y crecer por dentro.

Hemos encontrado el local para abrir el primer Club de Arte, que estará ubicado en Tiana porque es un pueblo precioso y tranquilo y a diez minutos de Barcelona, hemos trabajado en el plano, que será muy diáfano y luminoso, en la web, el blog, FB, nos sobra pasión, ideas, profesionales, y sólo nos falta un empujón financiero. Hemos iniciado un bote para donaciones:

Dona para hacer que este CLUB de ARTE se haga realidad: DONACIONES

El Ayuntamiento nos ha dado los permisos para poner en marcha este Club de Arte en un local grande, accesible a pie para aquellos que viven en el pueblo y con parking gratuito para los que vienen de fuera, con luz, zona exterior verde que habrá que poner bonita para poder hacer vida artística dentro y fuera del local.

En cuanto esté funcionando, mi idea es poner en marcha lo antes posible un segundo Club de Arte en nuestra querida Barcelona, mas grande si cabe. Estoy segura de que este concepto de vivir el arte a diario, de forma natural, casi mecánica, tendrá una gran repercusión en la gente preocupada por una tecnología cada vez más presente y sofocante, que nos va sumiendo en un vacío neuronal que a mí por lo menos me da miedo.

Los niños se merecen un mundo diferente o si más no, un mundo paralelo a la realidad que viven.

Vivo esto con la ilusión de una niña pequeña. Creo que hay que seguir la intuición y todo me indica que debemos arrinconar las pantallitas bobas, volver a darle al coco, expresarnos con las manos y descubrir la gente maravillosa que vive de esto; que también se puede si uno se empeña.